sábado, 3 de marzo de 2012

TULIA GABRIELA OSPINA....aquí hay un nieto más.

El cambio de ciudad para mi vivir hace siete años, me trajo, aunada a todas las alegrías de mi nueva situación afectiva, la de volver a contar entre mis cariños, con el de una ABUELA, nona, mamita o mama señora, según se quiera denominar.

Ya los años me habían quitado a Florinda en Agosto de 1973 y a Justina, en Julio de 1996. Maternal y paternalmente hablando, me quedé sin esos cariños, que tenían la característica de ser muy particulares. Ni en mi niñez siquiera, recuerdo caricias. Palabras si, y bocados especiales de sus manos bondadosas.

La primera tarde en Bello, compartiendo el noviazgo con Vicky y después de pasar el primer "susto" de conocer a mis suegros, me permitió también el primer saludo con doña Tulia Gabriela Ospina Arango.

Habíamos llegado de Puerto Berrío pasado el medio día. Luego de una Pilsen de manos de mi suegro, también de unas chuletas espectaculares a manera de almuerzo y una charla de sobremesa, mi amor me convidó a visitarla y a conocerla en su casa, que cerca del parque del pueblo, recibe cada vez que hay opotunidad -y sin haberla, también- todo el grupo de hijos, primos, nietos, biznietos, cuñados y amigos.

Muy formal, con esa educación de antes y una amabilidad sin límites, nos recibió en esa sala especial, "para visitas especiales", dijo.
Fuimos charlando, ella preguntando y yo narrándole pedacitos de mi vida y de mi tierra, mientras empezó el desfile de "nuevos" parientes que iban llegando en ese festivo patrio de Julio.

El día de mi matrimonio con María Victoria, fue ella la que bendijo mi camino en esa nueva etapa de vida. Una cermonia inolvidable y por la que eternamente le debo gratitud.

Desde siempre, es muy agradable pasar por su alar y compartir al frente de la cocina o de su máquina de coser, sus historias y sus cuitas. Con el infaltable ofrecimiento de un café sin azúcar y mi aceptación gustosa -a quién le dicen café?- empezamos las remembranzas.

Ella cuenta sus pedacitos de vida en esas veredas de Yarumal donde pasó sus primeros años. Cuenta su matrimonio con don Pedro Luís Gómez, los partos de sus hijos desde Hugo hasta Astrid Helena, diez en total. El acompañamiento a su marido en sus aventuras de trabajo en la minería del nordeste antioqueño, cuando la violencia todavía no teñía de sangre los ríos que brillaban en el fondo con aguas y arenas cristalinas.

Cuenta de allá y cuenta de acá. Le gusta narrar su caminar por la vida. Y dice que ahora la vida es más fácil. Pero menos grata.

De acá cuenta su primera venida a vivir a Bello y su regreso a Yarumal por unas condiciones económicas difíciles. Y su vuelta definitiva para enraízar aquí, donde ha visto crecer su descendencia, donde ha ayudado a criar nietos y biznietos, donde siempre hay un bocado para el visitante, donde la bondad de su corazón llena de alegría a quienes vamos por allí.
En esa casa donde se festeja todo lo que pasa por el calendario familiar de las celebraciones.

Ahí donde me permitieron traer un Día de la Madre, a UNA SIGÓLOCA MUY CUERDA, que les habló de la sexualidad femenina desde Eva hasta nuestros días. Para la celebración del Padre y contando con la hermosa colaboración de mi mujercita, presentamos la ANTIOQUEÑISANTANDEREANIDAD, donde un legumbrero paisa enamora entre las ventas a una muchacha santandereana.
Cuando vienen sus hijos que andan en el extranjero, es allí donde se celebra la llegada y luego la despedida. Con músicos o sin músicos. Las novenas de aguinaldos, los cumpleaños, las navidades, los años nuevos, los viejos, bautizos, desfiles, paseos, todo sale desde la casa de Tulia.

Allí, mientras pintaba el mural de LAS FLORES, EL GATO Y EL PERRO que hay en el patio fresco y querendón, disfrutamos del segundo triunfo de la seguridad colombiana. Porque también es Uribista.

Y cuando vamos, cada semana, no hay nada mejor que disfrutar de sus "aguachildren" como llama a unas sopas-caldo que me encantan con la arepa migada y traen muchos recuerdos de mi caldo santandereano.
Y por más que le han insistido todos para que me diga Chucho, como todos lo hacen, sigue llamándome como Don Jesús, dando una muy sencilla pero diciente razón: "....me enseñaron a ser educada..."

Dios le bendiga por muchos años más. Hace poco celebramos su año número ochenta y siete y nadie sabe donde los tiene guardados. Su vitalidad, su elegancia para vestir, su don de gentes y su educación para conversar la hacen toda una SEÑORA ANTIOQUEÑA. Pero sin tantos años. Parece que anduviera en los sesenta.

Y su alegría es más notable cuando vamos y dejo pasar las horas enredadas entre sus palabras de remembranza y nostalgia, que también traen adheridos pedacitos de enseñanza. Algo que es muy de los abuelos, llenos de experiencia y de cicatrices de la vida.
Gracias Mamita, gracias Doña Tulia por dejarme ser un nieto más. Y por tanto cariño que recibo siempre de su corazón.
En el cumpleaños, a mediados de Febrero, aunque no alcancé a "cantarla" en vivo, si le hice una trova que remata con algo que para ella fue el mejor regalo.

Vamos a cantar aquí / a Doña Tulia Gabriela,
con los hijos y los nietos / de todos la gran abuela.
Que sea un Feliz Cumpleaños / que todos le deseemos
y esta es la primera vez / que nosotros no bebemos..!

Y todo fue con mucho gusto. La trova, la nota y la celebración de su cumpleaños sin trago..!

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