sábado, 3 de septiembre de 2011

PORQUE NO CREO MAS.... en politiqueros.

Cuando empecé a ver a mi papá en sus gustos políticos, me animé a seguirlo. Eran los años del Frente Nacional y no había tanta rapiña por los escaños del congreso. En tiempos de transición, todo estaba arreglado.
Mi viejo era liberal y así me enseñó a serlo. Pero de los de antes. Los de ahora, hacen dar vergüenza ajena. Seguía mi padre las banderas rojas, votaba con pasión, defendía ideales, argumentaba con razón.
Sufrió sustos por ser liberal en esos días que los periódicos llamaban "de la violencia". En El Diviso, por la carretera de Rionegro a Santa Cruz de la Colina, sintió el cañón de un fusil chulavita, rozándole la piel del estómago. Que lo salvó? La suerte. Y mi mamá decía que sus oraciones.

En Agosto de 1977 recibí mi cédula de ciudadano colombiano. Pensé con alegría en el momento en que depositaría mi primer voto. Lamentablemente fue por el que -talvez no le entendimos- gobernó con los más funestos y los más rapaces. Ya había estado gritando vivas a López Michelsen en el 74, por aquella calle 36 de Bucaramanga, que desde el Parque García Rovira hasta el Santander, se volvía zona de votación en esos domingos "democráticos". Pero allá era menor de edad y solo pude hacer bulla.

Después, cuando se lanzó la candidatura del Dr. Luis Carlos Galán, creí en sus ideas, en sus postulados y en su valentía y adherí al Nuevo Liberalismo.
Sin pensar en el "que voy a pedir, que me van a dar" trabajé toda la campaña. Sacaba grandes ratos de las noches para ir a reuniones diarias, pegar afiches, pintar murales e incluso ser parte del cuerpo de seguridad del candidato en una visita a la ciudad. Hacíamos una cadena de casi treinta personas, entrelazando los brazos, rodeando a Galán, mientras el caminaba saludando a su gente. Pudimos ser el cartoncito con círculos y números de algun enemigo. Pero era mi convicción.

En las elecciones parlamentarias vi una de las grandes traiciones. Un politiquero tradicional del departamento, narizón por más señas y quien luego sería Contralor de la república, logró su puesto de senador con los votos de los galanistas y ese mismo lunes, amaneció siendo lopista. Y sin vergüenza. Bueno, sinvergüenza ya era.
Luego, en las presidenciales, se perdió el poder y vino don "Pascual" -Cual Paz..?- Betancur a "pendejiar" en la silla presidencial.
Por mi trabajo en el Nuevo Liberalismo me ofrecieron dos becas para estudiantes de secundaria, que tranpasé a un par de parientes, de quienes jamás recibí un gracias. No importa... esa no ha sido mi razón de ser. Se da y si se recibe, bien. Si no, igual. De desagradecidos está empedrado el mundo.
Cuando mi papá agonizaba, en el 84, entré a la casa del Parque Bolivar a contarles de su enfermedad. Recibí una andanada de insultos por parte de un "señor" Camacho, que luego sería Gobernador y más tarde presidiario -ahí senti un fresquito-, culpándome del cambio de unas papeletas -votos de entonces- a favor de la Confederación, solo por ser rionegrano. Insultó y además, confundió. Ese nunca ha sido mi estilo.

Me alejé de esas actividades. Siempre he votado, porque es un derecho y un deber, pero lo hago en BLANCO.

Solo cuando apareció la candidatura del Dr. Uribe, volví a votar por un nombre. Y por un hombre. Y no me pesa. Siempre me sentiré orgulloso de ser parte de más de la mitad de los colombianos que hemos confiado en él. Los áulicos del socialismo se tragarán a su debido tiempo esas palabras que vomitan aprendidas de memoria.
Con JUDAS Manuel Santos, me equivoqué. Como nos equivocamos todos los que votamos por unas ideas, metidas en un disfraz de valiente, cuando en el fondo no es más que un mequetrefe que se le acomoda a la brisa de la conveniencia. Lo reconozco, me equivoqué.
Y ayer, como lo escribí en mi muro de FB:
"Asistí a una reunión de politiqueros en Bello. Aún no se porque lo hice. Tal vez por amistad con un familiar de mi esposa. Pero que borbollón de mentiras, de cháchara barata, del mismo discurso de siempre. Nunca me había sentido tan fuera de lugar. Definitivamente no sirvo para escuchar esos promeseros de m...da..! Son un cáncer para esta Colombia hermosa. Y si, estoy p..to..!"

Hoy, con más calma, creo que puedo jurarme no volver a caer en esas ridículas reuniones, donde la mayoría de gente asiste por un trago, una cerveza o un pedazo de chorizo. Dejo constancia. Es imperdonable gastar el tiempo oyendo esa cantidad de sandeces, mentiras y estupìdeces. Lo que más indigna es ver que los candidatos con una sonrisita mañosa y sarcástica, van mirando a la concurrencia, mientras se dicen para si: "Estos ya cayeron..." Cuando llegan, van hasta el rincón más oculto, a saludar de mano y abrazo a los asistentes, creyendo que todos nos vamos a quedar sin lavarnos las manos por un mes.
Ayer, tal vez otros cayeron, porque conmigo es otro cantar.
Si un candidato dice: "Bello ya no será un municipio, será una ciudad..." pues apague y vámonos. Son clasificaciones distintas. Una cosa es la administrativa, que va desde los corregimientos, municipios, departamentos, distritos ....(Sociales de segundo primaria) y otra lo es por características físicas: caserío, pueblo, ciudad.... Y si los que dirigen, no saben distinguir, que podemos esperar. Según ellos, Medellín no es un municipio..? O Bucaramanga..? O Cali..?
No se puede confundir en medio de la idiotez.
Alguien, ante mi asombro y reclamo por tanta inconsistencia en las ideas de los futuros dirigentes, me dijo: "Y entonces, Ud que hace aqui, contradiciendo todo...?"
En un instante recapacité y salí raudo de ese salón al cual nunca debí entrar.